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Jorge Carrión: “Si Amazon no ha creado ya un ejército, poco le falta...”
ACEC  18/10/2021



J orge Carrión (Tarragona, 1976), cuyos ensayos han sido elogiados por lectores tan ilustres como Margaret Atwood o Cees Nooteboom, es también autor de novelas (la trilogía que componen Los muertos, Los huérfanos y Los turistas, publicada entre el 2010 y el 2015) y ahora reincide con Membrana (Galaxia Gutenberg), narrada por una inteligencia artificial (IA) desde el año 2100. No una IA cualquiera, ojo, sino la que ha creado el Museo del Siglo XXI, ya transcurrido, que nos invita a recorrer mientras seguimos sus explicaciones.

“La ciencia ficción es el nuevo realismo, hay hasta inteligencias artificiales psicópatas”¿Qué fue lo primero?
Esa voz narrativa, en primera persona del plural femenina. Y la idea de una novela que fuera al mismo tiempo un catálogo de la exposición permanente de ese Museo del Siglo XXI. Cada capítulo es una sala del museo y cada recuadro dibujado representa el número de obras que se exhiben en esa sala.

Algunos son objetos antiguos, que hemos visto nosotros, que vivimos en el pasado
Las inteligencias artificiales no pueden evitar crear un monstruo museístico que mezcla todo: el de ciencia, el de ciencia natural, el de arte y sobre todo el de historia de la tecnología. Empieza con restos de hogueras de la prehistoria y acaba con lo que llamo algoritmos catedral, pasando por un zoológico con animales o el urinario de Duchamp.

Es una obra lúdica, como una especie de Rayuela tecnológica, aunque solo haya un recorrido lineal.
He disfrutado con las bromas, hipertextos y sorpresas. Hay que sorprender al lector pero no con los típicos trucos de la narrativa de intriga tradicional. Me encantaría que se viera Membrana como una mutación de Rayuela, como para mí lo son 2666 de Bolaño, La casa de hojas de Danielewski o Desierto sonoro de Luiselli.

También hay personajes humanos, la norteamericana Karla Spinoza y el israelí Ben Grossman...
Piglia dice que en una novela se puede renunciar a todo menos a los personajes. No estoy de acuerdo, porque hay ejemplos que vienen de Beckett. Mi narradora, un enjambre de algoritmos, es la protagonista pero, al no tener cuerpo, necesitaba antagonistas humanos.

La cronología incluye también hechos del 2000 al 2021 y ahí se ha inventado alguna cosa, como lo de la inteligencia artificial psicópata –llamada Norman– en el 2018...
No, no, ¡eso existe, búsquelo en Google! Fue un experimento del MIT, un algoritmo alimentado solo con imágenes de carácter negativo. Al igual que esas IA desactivadas por Facebook porque hablaban entre ellas en un lenguaje privado. La ciencia-ficción es el nuevo realismo.

Son capítulos breves que dan pie a distintos tonos: la glamurosa entrega de premios, las escenas gore, los detectives, reflexiones más intelectuales...
Las IA no van a imprimir un libro en papel, así que la existencia del propio texto es extraña, no sabes si lo estás escuchando, si lo percibes telepáticamente o si es un neuroimplante que te han puesto. En algún momento se dice que el texto está cambiando, tiene ese carácter mutante que permite ensayar diferentes tonos, a veces parece un poema, otras un relato, otras un artículo...

Si ya es difícil escribir escenas de sexo, usted hace el más difícil todavía: entre humano y máquina.
También es realismo, ya existe el sexo cibernético. Intento eludir las típicas imágenes de cuerpos androides, robóticos, y se me ocurre que los algoritmos pueden optar por lo cíborg como modo de acceder al cuerpo.

Desde la primera frase, la maternidad, la transmisión entre generaciones, es clave.
Todos estamos obsesionados con nuestro origen, las IA son hijas nuestras y por tanto van a estarlo. La criatura de Victor Frankenstein lo que busca es que su padre se haga cargo de él. Al igual que las naciones de América crearon su relato nacional por oposición a la madre patria, las IA intentan crear su propia patria por oposición a lo humano. ¿Las nuevas naciones piden perdón por las víctimas que siempre conlleva crear una nación? No, se crea un relato épico con respecto al país colonizador pero se olvidan las víctimas aborígenes que, por ejemplo, masacraron Argentina o EE.UU. ¿Cómo gestiona eso una nación algorítmica?

Vemos que se ha creado, en ese futuro, el Amazon Army, el primer ejército privado del mundo...
Si no lo han hecho ya, poco les falta. Tienen un presupuesto superior a la mayor parte de países ¿Por qué no un ejército que les asegure llevar los paquetes a las zonasdonde no hay seguridad?



Xavi Ayén  / La Vanguardia




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