El profesor y escritor Pere Maragall, por su parte, hizo referencia al momento histórico en que surgió el libro: “Quan escriu aquest llibre Pla no fa gaire – just amb l'acabament de la Guerra-- que escrivia aquell article a La Vanguardia (Española) “Retorno sentimental de un catalán a Gerona” del 10 de febrer de 1939, on es reflecteix potser involuntàriament la infinita desolació que plana damunt del territori en aquell moment. Però el desencant real vindrà després i el portarà a recloure's definitivament al Mas Pla de Llofriu, després d'unes estades a Fornells i a Cadaqués. Aquest Pla que ja compta amb un bagatge immens de lectures i viatges per tot el món (Europa especialment) es retroba amb el petit món rural de l'Empordà i hi aboca tota la seva capacitat de descripció minuciosa: s'hi barregen l'atracció i la repulsió de les coses íntimes, d'aquell país, paisatge i paisanatge, que ell havia conegut de petit i que se'ns mostra amb una densitat tal, amb una contradictòria complexitat tal, que sembla que es vagin intercanviant virtuts i defectes, defectes que tornen virtuts i virtuts que tornen defectes.
Valentí Puig, conocido narrador, poeta y autor –entre otros muchos libros– del magnífico Diccionari Pla de literatura, comenzó su intervención señalando que el Pla que escribió Viaje a pie, después de la experiencia dolorosa de la Guerra Civil, era ya el escritor que había substituido el sombrero por la modesta boina. Aunque esto no significa, advirtió, que su obra literaria fuera más modesta y menos profunda al introducir el paisaje en su prosa, al contar y analizar las pequeñas cosas de cada día de los pueblos y sus gentes, “les coses viscudes”, que él convertía en gran literatura con su poderoso estilo. Y, más, teniendo en cuenta aquella época, añadió Puig, en que, para sobrevivir, Pla decía: “S'ha d'anar a la processó, encara que sigui amb un misto”.
Por otra parte, destacó que Viaje a pie, así como otros libro escritos en castellano, como Viaje en autobús, están magníficamente escritos, ya que, no en vano, Pla fue un formidable lector de Azorín, Gabriel Miró, Baroja, etc., y señaló que las famosas catalanadas de Pla cuado escribía en castellano eran “catalanades volgudes”, deliberadas, con las que a veces jugaba y subvertía el lenguaje.
Asimismo, se ha publicado otro libro de Josep Pla, Lo que hemos comido, en una edición de bolsillo de la colección Austral, sobre el que Valentí Puig comenta en un artículo: “Su buen amigo, el historiador Vicens Vives, le sugiere que escriba un libro para enseñar a la gente a comer. En la postguerra, escribe más de cocina que antes. Es el Pla que deja el sombrero en el perchero y se pone la boina (Josep Pla y lo que hemos comido).
Finalizó el acto con un reivindicación por un nuevo y renovado entendimiento entre las literaturas catalana y castellana, que también padece las consecuencias de la crisis actual, coincidieron los tres presentadores.
A. T.