Cartas crueles. La crueldad está en la vida, como el miedo o el vicio, que también son términos de perímetro difuso. ¿O acaso no es cruel el trato que infringimos a nuestros subordinados, el desprecio que sentimos por nuestros jefes o el sarcasmo con que herimos a nuestros iguales? La crueldad tiene el pelaje de los humanos que quieren vengarse por todo aquello que no son, aun queriéndolo, y por todo lo que no tienen, aun deseándolo. En estas Cartas crueles, Perico Baranda —de oficio, fisgón— se transmuta en doña Mercedes Rodríguez de Carcagente, en su hermano Blas, el doctor Ledesma, Pilar Ochoa, Luciana Vulva, el inspector Arriaga y cualquier otro personaje que haga falta para desvelar, a través de sus cartas, la podredumbre que nos rodea.