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DONAR-SE D’ALTA


Nacido en la localidad burgalesa de Manciles en el año 1942-Barcelona 2017.  A los siete años de edad se trasladó junto a su madre y su hermana a Barcelona, ciudad en la que ha vivido toda su vida. Según dice, de los siete a los once años estuvo en un orfelinato y de los 11 a los 13 en un hospital, donde fue ingresado a consecuencia de una tuberculosis. Una vez pasado este episodio, fue aprendiz de Farmacia y poco tiempo después empezó a trabajar en una librería. "Un buen día vi un anuncio en La Vanguardia en el que la editorial Bruguera pedía aprendices, y así fue como entré. Hacía paquetes, los repartía, iba a casa de los dibujantes a recoger los originales... Tenía dieciséis años, pero decidí irme porque entendí que trabajando allí no me iba a hacer dibujante", explica.
 
Abandonó la editorial para empezar a trabajar en otra de tebeos, la editorial Marco, que dejó cuando le tocó irse a Lleida para hacer la mili. "Allí había una librería circulante donde empecé a leer libros de Tolstoi y de Verne. En el sótano estaban los libros de los exiliados, como León Felipe, un autor del que luego escribiría un texto para una obra de teatro independiente. En esa época dibujaba un periódico mural en el cuartel, llamado El Pernocta, con historietas, versos y adaptaciones de canciones de Los Sirex montadas sobre cartón. El cura lo rompía siempre al día siguiente", recuerda.
 
Una vez terminado el servicio militar, un amigo le avisó de que en la revista Argos necesitaban un director artístico. Ni se lo pensó. "Allí se publicaban los mejores cómics que se hacían en Europa, la mayoría de procedencia belga. Es donde se fundó la revista Strong", explica. Según dice, esta oportunidad le devolvió al mundo del tebeo, aunque aún no dibujaba. Poco tiempo después optó por sumar fuerzas uniéndose como guionista al dibujante Luis Díaz y al rotulista Josep Solá. Era el año 1975, y el colectivo Onomatopeya había nacido. Allí saldrían sus primeros trabajos sobre la Pasionaria y Durruti, dos personas que más tarde le irían acompañando en sus posteriores trabajos, aunque Rai deja claro que nunca se ha afiliado a ningún partido: "No tengo ningún carnet de nada, siempre he antepuesto la libertad a todo lo demás". Un buen día, los tres integrantes de Onomatopeya cogieron un Seiscientos y emprendieron un viaje a Madrid para ofrecer sus trabajos en revistas como Triunfo o Cuadernos para el Diálogo, pero no hubo suerte. "Allí nos topamos con el entierro de los abogados laboralistas a los que acababan de asesinar. Visitamos dos redacciones, pero no nos compraron nada", recuerda, así que se volvieron a Barcelona.
 
En Cataluña tendrían más suerte, ya que empezaron a trabajar en la redacción de la revista Por Favor, donde comenzaron a elaborar una serie llamada `Tiempo de estampas´ sobre la historia de España, pero contada desde la óptica anarquista. "Nos denunció la Legión de la Capitanía General de Madrid y Barcelona por unas páginas en las que explicábamos su fundación. En una de ellas aparecía Millán-Astray, su fundador, cantando una canción a la que cambiamos la letra y que decía: soy la hostia de bestia y matón, voy matando a los moros a palos. Fuimos procesados, acusados de injurias al Ejército, nos querían meter en La Modelo". Este episodio, que coincidió cronológicamente con un proceso interpuesto a la compañía teatral Els Joglars por su obra `La Torna´, generó un gran escándalo por su atentado a la libertad de expresión. "Acabaron dejándonos libres, pero teníamos que ir cada quince días a firmar", aclara Rai.
 
Este acontecimiento marcó el fin del colectivo Onomatopeya. "Luis quiso dejarlo, tenía miedo", dice, así que volvió a trabajar en solitario. Tras la publicación de dos novelas, llegó el momento en el que decidió hacer un libro sobre Buenaventura Durruti, lo que respondió a una tarea pendiente desde hace mucho tiempo. "Antes de que yo naciera, mi madre se tropezó un día con el entierro de Durruti, donde había una multitud de más de un millón de personas. Ella me contó muchas veces esa historia y yo siempre decía: un día haré un libro sobre él". Así fue. En el libro, titulado `Durruti 1896-1936´, publicado en el año 1985 y prologado por Enrique Tierno Galván, se incluyeron dibujos sobre el anarquista realizados a partir de archivos gráficos y fotografías del propio Rai. "Fue un éxito rotundo, salieron tres ediciones", continúa.
 
Después llegaría un nuevo proyecto, `100 españoles de la razón y de la espada (1931-1939)´, compuesto por una serie de biografías, poemas e ilustraciones a partir de las que se propuso narrar el periodo de la República y la Guerra Civil. En esa época Rai empezaría a realizar las efemérides para El Diario de Barcelona y El Diario 16, donde trabajó como crítico literario especializado en novela popular. Tras cinco libros publicados se planteó hacer un parón, pero al poco tiempo de haber tomado esta decisión le hicieron un encargo al que no se pudo negar: ilustrar la historia de la CNT aprovechando la celebración de su centenario. En el libro, `Viento del pueblo´, colaboraría también su amigo y también histórico dibujante Carlos Azagra. Fue publicado en el año 2010.
 
Entre sus últimos trabajos está un proyecto del que ha hecho ya algunas páginas y en el que recupera la biografía de cien anarquistas de todo el mundo, al que se suma un guión para un comic sobre la historia de España que ilustrará Carlos Azagra. "La intención es que salga en varios volúmenes y que se pueda llevar a los colegios, para que la Historia que enseñen no esté tan llena de manipulación y falsedad", apunta. También está escribiendo su tercera novela, de carácter policiaco, en la que Sherlock Holmes y Buffalo Bill serán los protagonistas.



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