Divendres, 29 de març de 2024



Castellano  


La poesia de Mª Ángeles Cabré, a Veus noves
24/5/2012



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Concha García, poeta i narradora, va presentar Mª Ángeles Cabré com a poeta a la sessió del mes de maig de Veus noves.

Mª Ángeles Cabré, que ja és coneguda com a narradora (El silencio) i per la seva tasca de crítica literària i traducció (entre d'altres poetes, ha traduït Eugenio Montale, Oscar Wilde i Gabriel Ferrater, de qui també ha publicat una biografia), acaba de publicar el seu primer poemari, Gran amor, d'aquí que "en aquest sentit sigui també una veu nova poètica", com va explicar Albert Tugues, coordinador de l'acte.

Després de la presentació de Concha García, que va dir que preferia "dialogar amb l'autora més que presentar-la", Cabré va recordar les tertúlies del bar Bauma on va conèixer Concha García i altres poetes, i va iniciar la seva lectura amb uns poemes de la plaquette Si la distancia existiera, el títol del qual es relaciona amb el seu proper poemari, Si se calla el cantor, que es publicarà en breu a la col•lecció El Bardo, tal com va anunciar la seva editora, Amelia Romero, present a l'acte.

Del seu primer poemari recentment editat, Gran amor, "on s'incideix més en el desamor que en l'amor", com va indicar García, l'autora va llegir els poemes Mi casa, mi desvelo i Soy (que oferim a la selecció poètica), així com un fragment d'un poema llarg, Alguien, "els versos del qual, de to col·loquial, podrien semblar extrets d'una conversa", va explicar l'autora. També va llegir la plaquette de poesia en llengua catalana, L'estigma del trist (es va comentar que la seva poesia escrita en català és més simbòlica i metafòrica que l'escrita en castellà, que és més narrativa i conversacional).

Per últim, la poeta va oferir un avanç del seu proper llibre, Si se calla el cantor, on expressa la necessitat del cant, la recerca del cantor i d'una veu que es converteixi en cant.

En el diàleg posterior amb l'autora i el públic, Concha García va assenyalar la presència del quotidià a la seva poesia, en què, tot i així, va dir, "roman el llenguatge del misteri, com si el subjecte poètic, en construir-se en el poema, avancés per un passadís il•luminat i de sobte una cortina tapés la llum". Quan li van preguntar per la seva poètica, Cabré va dir que se sentia "més propera a la poesia quotidiana, existencial, de José Agustín Goytisolo, per exemple, que a la de José Ángel Valente, més filosòfica i mística". Va comentar que el títol del seu poemari, Gran amor, és en realitat un homenatge al llibre de José Agustín Goytisolo, A veces gran amor. I l'acte es va tancar amb l'animada participació del públic.

En la propera sessió de Veus noves, el 13 de juny, María Cinta Montagut presentarà Mercè Falcó.  


SELECCIÓ POÈTICA

Mª ÁNGELES CABRÉ (Barcelona, 1968) és escriptora, traductora i crítica literària. Ha publicat la novel·la lírica El silencio (Caballo de Troya, 2008) i el llibre de poemes Gran amor (Egales, 2011), així com un llibre d'aforismes de Quevedo, un altre d'Oscar Wilde i una biografia del poeta Gabriel Ferrater, de qui ha traduït al castellà la seva poesia completa. Col·labora amb els seus articles al suplement Cultura/s de La Vanguardia i a la revista Letras Libres, així com en l'agència de notícies amb visió de gènere La Independent i a la revista cultural Agitadoras. A la tardor de 2012 publicarà el seu segon llibre de poemes, Si se calla el cantor.

Blocs:

Bibliomanía
Yo y mis circunstancias (bloc poètic)
Pienso, luego existo (bloc d'opinió)

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MI CASA, MI DESVELO

Mi casa tiene dos camas, dos sofás, tres mesas de interior y una de jardín, doce sillas, un sillón ergonómico, tres armarios de dos cuerpos, dos baños, dos ventanales y siete ventanas, unas cuantas puertas (quizás nueve), unas cuantas estanterías (quizás quince), un aparador, una mesa baja, tres mesillas de noche, tres lámparas de pie, una televisión, un equipo de música, un ordenador, dos bicicletas, una cocina con una nevera y un lavaplatos, también una lavadora y un tendedero, así como una máquina de cortar el césped. Ah, y dos tumbonas donde pasar el verano, y también un buzón.


Se supone que con estos elementos tendría que ser capaz de escribir una historia.

Y sin embargo, no puedo: un nudo me atenaza la garganta porque tú no estás.

Suena de un cursi incurable, pero no puedo evitarlo.

Que me disculpe quien tenga que disculparme.

Por suerte tengo poca tendencia a las lágrimas, pero tú sigues sin estar.

Te marchaste, o te eché, o ambas cosas. La cuestión es que no estás.

Tampoco sé si es probable que vuelvas.

La carpintería tiene esos caprichos: las puertas se abren y se cierran.


Ahora debería decir que te echo de menos.

¿Pero para qué, si no vas a oírme?

Es probable que estés muy lejos.

La literatura autobiográfica tiene un peligro inmenso: una corre el riesgo de llegar a sentir cosas sólo por haberlas escrito.


Tengo un poco de hambre y voy a la despensa.

No todas las galletas de la caja son iguales.

Elijo siempre las más esponjosas, las que llevan más mantequilla, en forma de lazo.

Desde la ventana miro el jardín.

El pajarillo verdoso se ha vuelto a posar en el mismo lugar del brezo.

La cortina exterior se mece a causa del viento.

Le doy un par de sorbos al zumo.

La escritura automática es la expresión de la pereza.

No pasaría nada si me sobreviniera un ataque de amnesia y olvidara todo lo que estaba a punto de escribir en este instante.


Soy alguien que se pierde de vez en cuando.

Soy alguien que a ratos se busca.

Soy alguien que sólo muy de vez en cuando se encuentra.

Quizás me encuentres tú.

Pero eso será imposible si tu marcha ha sido definitiva.


¿Cómo saberlo?

¿A quién podría preguntárselo?

Acaso esté la respuesta dentro de mí misma.

Los caminos de los sentimientos son inescrutables.

Y el cielo empieza, por momentos, a dejar de ser azul.


Si anochece, es que el día ha pasado deprisa.

O que me he levantado tarde.

Antes que anochezca es el título de un libro de Reinaldo Arenas.

El tiempo no pasa igual en todos los relojes.

Y las anécdotas de la jornada siempre dejan huella.

Pero está claro que no todos somos inocentes.

Aunque hubo un tiempo en que las horas parecían eternizarse.

¿Por qué será que los niños tienen siempre la costumbre de caer rendidos?

Cuando las rutinas se afianzan, es que estás muerta.


Dejaré que caiga la tarde como caen las hojas de los árboles.

Será más fácil que resistirse a su curso.

Las campanas sonarán en el campanario con rigurosa puntualidad.

Un par de bicis atravesarán la calle y se oirán las voces alejarse.

En los detalles reside siempre el encanto de la transformación.


ESTOY MUY TRISTE

Estoy muy triste.

Se me devanan los sesos en un intento vano por alcanzarte.

Otra vez.

Por enésima vez en este mes.

Daría lo que fuera por no haberte perdido.

Mi mano, mi muslo, el coxis, aquello que no tengo,

hasta los recuerdos que no son míos.

Doliente,

me apropio de lo que no fui.

Y paso a ser yo dos veces,

la que quise y la que odié.

De lo que fui ni me acuerdo,

tal es la mordedura de la serpiente.

¿Qué hacer ahora con la cicatriz que ostento?

La que paseo ignara por el mundo traidor que me dejaste.

¿Por qué no te llevaste contigo el desespero?

¿A qué viene sufrir siempre dos veces?


SOY

Soy la mujer que lee un libro al día.

La que escribe algunas páginas.

La que dejó de amar.

La que amó intensamente, hondamente.

La que no pasó el Rubicón.

La que cultiva la tristeza.

La que gusta del silencio.

La que bebe en soledad.

La que duerme infinidad de horas.

La que piensa al despertar.

Soy la mujer que tú querías.

La que dejaste de querer.

La que te dio la vida.

La que no teme la muerte.

La que llora por cualquier cosa.


(de Gran amor, Barcelona/Madrid, Egales, 2011)



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